Todas las cosas existentes en este universo tienen su propio aura o campo energético que los rodea desde el reino mineral inanimado, el reino vegetal el, reino animal y el reino de los seres humanos, su nombre viene de la palabra griega a empleada para denominar la brisa o el aire ya que lo consideraban como una neblina que se movía alrededor de las personas.
Enumerosos escritos e incluso grabados en cuevas ancestrales, inmortalizan al hombre cubierto con unas luces en su cabeza, para los hindúes existe una energía universal que constituye lo esencial y es fuente de toda la vid. A esto le llaman prana y los yoguis usan su energía a través de la meditación para lograr estados de consciencia en los que pueden ver con claridad el aura de las personas.
En el caso de los taoístas por su creencia en el chi o ki, energía vital que se encuentra presente en todo y hace que el mundo funcione, son capaces de lograr meditaciones en las que también se vuelven conscientes del aura.
En occidente se le llama energía neutrónica orgánica. Se cree que uno de los primeros seguidores del aura fue el médico y alquimista suizo Teofrasto Paracelso, quien en el siglo 16 comenzó a teorizar al respecto.
El hombre es un microcosmos que posee un firmamento en su cuerpo llamado astrum o cyrus, de acuerdo a esto cada persona cuenta con una constelación individual que se inicia con el ascendente determinado en el momento de su nacimiento.
Siglos más tarde el estudioso y místico Emanuel Swedenborg comenzó a llamar al aura como una esfera espiritual.
A mediados de 1800 el barón Carbón Reichemback, destacado químico alemán, realizó experimentos para registrar en habitaciones oscuras cómo se visualizaba la energía de las personas.
A principios de 1900 Walter Kirchner, encargado del departamento de electroterapia del hospital Santo Tomás de Londres, trabajó para demostrar físicamente que el aura existía, realizó un descubrimiento trascendental entendiendo que el aura era visible bajo una luz ultravioleta, de esta manera confirmó que si existe una luz que rodea el cuerpo incluso con capas de colores. Incorporando láminas de cristal acondicionadas con un químico llamado díaz yanina, pudo captar por primera vez el aura.
Años más tarde se dio origen a una cámara fotográfica llamada Kirlian, que a finales de los años 60 fue desarrollada por un grupo de científicos. Con ellas se pudo demostrar la existencia de este halo similar al plasma que logra un efecto de corona a partir de cualquier objeto u organismo.
A partir de este descubrimiento el estudio del aura se comenzó a considerar como el cuarto estado de la materia, se cree que es la huella digital única y que cada persona afecta a su aura de acuerdo a sus propios procesos químicos y celulares revelando su nivel energético y su estado interno.
De acuerdo a estas variables toda aura posee un color y densidad diferentes, de hecho hasta su continuidad varía siéndo destellante en algunas personas y más continua en otras.
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La ciencia nos ha demostrado que un objeto reducido a la más pequeña de sus partículas, está formado por miles y miles de chispas de energía, esto indica que hay todo un mundo vibrando a diferentes frecuencias el aura, es un conjunto de fuerzas electromagnéticas que salen de los cuerpos físicos, estas partículas energéticas permanecen en suspensión alrededor del cuerpo en forma oval.
Este campo lúdico sobresale del cuerpo un promedio de un metro por todos los lados también se extiende por encima de la cabeza y más allá de los pies hundiéndose en el suelo.
El aprender a observar el aura nos permite conocernos mejor a nosotros mismos como a nuestros semejantes, y de alguna forma ayudar a quienes lo necesitan.
Los colores e intensidad del aura tienen un significado especial y pueden revelar cualidades y defectos, situaciones de tensión y enfermedades antes de que se presenten los síntomas.
A medida que el individuo evoluciona y crece espiritualmente, los colores de su aura cambian, los expertos afirman que entre más limpia y luminosa sea su aura, mayor habrá sido su avance espiritual.
Igualmente señalan que la uniformidad de dicho campo energético refleja el equilibrio y estado de salud que posee.